Pintura del Quattrocento en Italia.
1.-Características, evolución y principales autores.
2.- Perspectiva, el modelo de la antigüedad y principales pintores y obras.
Evolución del
arte pictórico en el siglo XV:
-
Las raíces de la pintura renacentista deben buscarse
en el arte del Giotto.
-
En este siglo, el retablo desaparece y con él
la subordinación del tema al conjunto.
-
Sin dejar de tener una presencia constante, el tema
religioso se trata como un tema profano.
-
El paisaje, la belleza idealizada, el volumen de las
formas y el sentido espacial, son las dimensiones cardinales de la pintura
renacentista.
-
En el siglo XV el dibujo es un elemento capital.
Esta prepotencia dibujística deriva en una apariencia plana de las formas.
-
La luz se maneja con creciente perfección. El
pintor del siglo XV está obsesionado por la captación de la profundidad. El
paisaje se cultiva con pasión, sirviendo para obtener efectos de profundidad y
encuadrar a las figuras.
-
La composición es complicada; no es
infrecuente introducir diversas escenas en un solo cuadro.
Maestros del
siglo XV:
-
En Florencia, Fra Angélico representa el enlace
con el gótico: Su sentido curvilíneo y sus dorados recuerdan el estilo
internacional, pero su concepción del volumen supone la irrupción de un nuevo
elemento. Es el pintor de las Anunciaciones, en las que puede desplegar
su temperamento tranquilo. Paisajes, líneas y colores muestran un gran
equilibrio.
-
Massacio y Paolo Ucello. La
preocupación por el volumen en las figuras de Massacio y por la profundidad en
los paisajes de Ucello, descubren uno de los objetivos de la pintura
renacentista.
-
En la última generación del siglo destaca Sandro
Botticelli. Su dibujo, recorrido por trazos nerviosos, el movimiento que
agita a todas sus formas, y la tristeza que asoma a todos los rostros que
pinta, son a un tiempo expresión del talante del pintor y de la melancolía que
invade la vida florentina de fin de siglo. Sus paisajes primaverales y la
glorificación del cuerpo humano desnudo culminan los temas del Quattrocento,
como puede comprobarse en El nacimiento de Venus.
La
evolución del arte desde Fra Angélico hasta Botticelli es clara: el movimiento,
la idealización de la belleza del cuerpo, la intensidad de los sentimientos, la
profundidad y la alegría de los paisajes, trazan los caminos de la pintura del
siglo XV. Pero en medio aparecen algunos revolucionarios que anticipan valores
del siglo siguiente, como Piero della Francesca, que en sus frescos
sobre la Leyenda de la Santa Cruz muestra su capacidad para el manejo de
la luz y de los matices delicados. Más revolucionario es el arte de Mategna,
en sus formas pétreas, en sus escorzos y en la profundidad de sus
composiciones.
Pintura del Cinquecento en Italia.
1.- Leonardo, Rafael y Miguel Angel. Características y obras más importantes.
Evolución de la pintura en el siglo XVI:
- El color se maneja de un modo más suelto, ganando importancia en detrimento del dibujo.
- Las formas adquieren un aspecto redondeado. Para obtener volumen, el artista utiliza múltiples recursos: sombreados, colocar el brazo delante del busto en los retratos, etc.
- Las escenas adquieren una profundidad que ahora parece natural. En el paisaje ya no es siempre primavera; los fondos neblinosos, las rocas, los crepúsculos, prestan matices que nos recuerdan las escenas románticas.
La composición es clara, con frecuencia triangular. Las figuras se relacionan entre sí, representándose una sola escena en cada cuadro
Cinquecento: Leonardo,
Rafael y Miguel Ángel.
-
Leonardo
da Vinci constituye el arquetipo
de hombre renacentista. Dos de sus pinturas, La Última Cena y la Gioconda,
son los ejemplos cimeros de la historia de la pintura. Ya en la Virgen de
las Rocas somete el dibujo a un efecto de difuminado que presta volumen y
aire enigmático a las figuras. En los rostros, una suave sonrisa introduce la
misma impresión poco precisa en le campo de las expresiones. Todos estos
valores brillan en su Última Cena, gran fresco reducido a ruinas.
-
La obra de Rafael
es enorme. Anunciaciones y temas religiosos, retratos y grandes composiciones
constituyen los tres capítulos de su obra. Su gran aportación estriba en su
concepción espacial, en la profundidad y la amplitud de espacios en la que se
mueven las figuras de las grandes composiciones, como podemos observar en su
obra La Escuela de Atenas.
-
Con Miguel
Ángel tendríamos que repetir los rasgos de su arte escultórico para definir
los valores pictóricos de su aportación en la Capilla Sixtina, con las
escenas bíblicas de la Creación y el Juicio Final. Con él, el dinamismo llega a
su plenitud. En sus obras se encuentran todas las raíces del Manierismo. Los
gigantes que se mueven carecen de suficiente espacio, y la atmósfera se torna
angustiosa. Es un mundo dramático, bien diferente del equilibrio y optimismo
del hombre del primer renacimiento.
La Escuela Veneciana:
En el
siglo XV los Bellini y Carpaccio ponen las bases de una escuela
que va a caracterizarse por su culto del color, siempre prevaleciente sobre el
dibujo. En el siglo XVI, una serie de grandes maestros como Tiziano, el
Veronés y Tintoretto descubren las posibilidades que explotarán los
artistas del Barroco.
Las características
de esta escuela son:
1.
El culto al
color, prefiriéndose los tonos claros.
2.
Importancia de
los temas secundarios. A la anécdota
se le concede la misma atención que al tema principal.
3.
Exaltación de
la riqueza. Palacios, música,
joyas, definen el ambiente.
4.
Contemplación
poética del paisaje, que se llena de
luces y se siente con pasión romántica.
-
Tiziano es el retratista de la escuela (Retrato ecuestre
de Carlos V) y el maestro de las formas blandas y redondas. En La
Bacanal, convierte un tema mitológico en un cuadro social, y aprovecha la
composición para colocar en un ángulo un espléndido desnudo femenino, obtener
brillo en las telas y los vidrios, y efectos de luz azulada en los cielos y
bosques.
-
El Veronés es el pintor del lujo, las escenas se
desarrollan en palacios y jardines; sus figuras se envuelven en ropajes
costosos y se adornan con alhajas. Por otra parte, su inclinación hacia los
detalles anecdóticos marca el punto culminante de esta tendencia de la escuela,
como se puede comprobar en su cuadro Las Bodas de Caná.